Dos
años después...
Una
dice ‘no hay tal crisis’ mientras tira un par de platos al piso;
una dice que no hay tal crisis y se ríe con su
mejor cara de boluda.
Una
dice 'no hay tal crisis' se interna en la peluquería
y
se pone kilos de tapa ojeras.
Una
vez que aceptas que esa crisis es tal crisis, estás preparado,
ya podes negarla.
Un
suspiro enorme se me escapa, muerdo mi labio inferior y juego con los dedos de
mi mano. Odio esperar, odio ser tan ansiosa y odio morderme los labios cada
medio minuto. Reconozco que es mi esencia y si no cambie, no lo voy a hacer
ahora.
Escucho
unos pasos detrás de mí y sonrío, al fin no tengo que esperar más.
―
¿Paula? ¿Qué haces? –su voz. Vuelvo a sonreír, como la mayoría de las veces
cuando lo escucho.
Giro
con la silla de su escritorio –que justamente es giratoria – para sonreírle, y
que él también me muestre su linda sonrisa.
―
A vos te estaba buscando - le digo totalmente seria, como típica escena de
película. Él larga una carcajada que me contagia y se acerca a donde yo estoy,
para sentarse en mi falda y rodear mi cuello con sus brazos – me estoy muriendo
–finjo una voz entre cortada y él vuelve a reír.
―
¡Exagerada! – me reprocha mientras deja dulces besos en mi rostro y yo sonrío
sintiéndome en el aire. Así de tarada me tiene.
Muerdo
mi labio inferior, dirigiéndole una mirada con odio, volviendo al dialogo que
tenemos y olvidándome de sus besos.
―
Divino, no sos una pluma.
―
Ah.
Obviamente
que no le interesaron mis palabras y comenzó nuevamente a dejar un suave beso
en mis labios, el cual se volvió más exigente, para que yo rodee con mis brazos
su cintura. Finalizó el beso y me sonrió, tan, tan lindo que deje un beso
chiquito en sus labios.
―
¿Cuándo va a ser el día en que tengas el cuello de la camisa bien acomodado?
Queda horrible así parado –le reprocho mientras se lo acomodo. Él me sonríe de
cerquita y yo muerdo mi labio inferior.
―
No entendes.
―
¿El qué?
―
Que me lo dejo para que me lo acomodes vos -sonrío y lo beso dulcemente.
―
Se nota que sos el más chico de tus hermanos. El más mimado, pero estás mal
acostumbrado eh- eleva una ceja, divertido - ¡Conmigo no chiquito! – y vuelve a
reír para plantar otro beso en mis labios.
―
¿Por qué no?
―
¡Porque no! –le sonrío.
―
Mala. –juega con mi nariz y la suya.
―
Estas muy lindo –le murmuro con mi voz toda tonta.
―
Soy todo tuyo –muerdo mi labio inferior y se me escapa una sonrisa divertida.
―
Obvio que solo mío. – planto un beso.
―
Vos también estás muy linda –le sonrío – y adivina quien tiene miedo de que
mientras esté esperando el diploma te estén acosando con la mirada y no esté
atento a lo que dicen los directores, porque va a pensar en vos y en todos los
tipos que estén ahí, alrededor tuyo y que lo llamen tres veces “Alfonso”, “Alfonso”, “Alfonso” y que como no le dé bola le digan “recursa los cinco años” –largo una
carcajada y lo abrazo fuerte. Es todo – Adivinaste.
―
Te amo mucho, tarado –lo beso dulcemente, con todo mi amor- y no va a pasar
nada de eso porque 1) voy a estar entre Thiago y Gastón o sea que 2) son peores
que vos y 3) son capaz de meterle una piña a quien sea solo por cuidar a la
novia de su amigo. –enumero con mis dedos y me sonríe divertido.
―
Creo que los amo más a ellos que a vos –reí y volvió a unir nuestros labios.
―
Eso es obvio –nos sonreímos - ¿estás listo?
―
Listo.
Atine
a abrazarlo, fuerte, fuerte.
Lo
beso dulcemente mientras acaricia mi espalda pegándome más a su cuerpo, escucho
uno de sus suspiro y soy capaz de separarme, pero muy despacio, todavía dejando
pequeños besos. Me mira con su frente fruncida y yo dejo el último beso (por
ahora) para carraspear suavemente y decidirme a hablar.
―
Te tengo un regalo –le informo y levanta una de sus cejas y me sonríe. Muerdo
mi labio inferior porque mis nervios aparecen – bueno en realidad son dos, pero
primero el primero.
―
¿Me lo vas a dar o…? –pregunta divertido porque me quedo en el molde y asiento
con mi sonrisa, antes de separarme me regala un beso y busco con mi mirada mi
cartera, ahí se encuentran sus regalos.
Camino
firme hasta está y busco con la mano aquel sobre azul, al encontrarlo sonrío
chiquito y camino a donde esta él.
― ¿Un CD? –me pregunta cuando se lo entrego y
asiento.
―
Tiene un video, mi video –le sonrío.
―
¿Un video porno de regalo? –me pregunta divertido y larga una carcajada cuando
yo le pego en uno de sus hombros.
―
¡Idiota! Es mi video de regalo por tu graduación. – me sonríe y yo muerdo mi
labio inferior.
―
¿Lo puedo ver ahora? –asiento con mi sonrisa.
―
Es la idea.
Y
enseguida va por su notebook, se dirige a su living para sentarse en uno de los
sillones, poner el cd y yo sentarme al lado suyo, muerta de nervios, miedo y
ansias. Admito que me arriesgue muchísimo con esta clase de regalo y no sé cómo
va a ser su reacción. No dejo de mirarlo y mientras espera a que se abra el
video me mira y me regala una sonrisa que contagia una en mis labios, me acerco
y lo beso sentidamente en su mejilla.
―
Admito que tengo un poco de miedo –me dice y yo rio.
―
Ah sí, yo también –él eleva una ceja – dale que ahí empieza.
Y
como si fuera una más de las espectadoras, como si no supiera de qué trata el
video, me concentro en esté que no tarda en comenzar.
Ahí
es cuando aparezco yo, sentada en una butaca de madera con el fondo coral de
unas de las paredes de mi habitación –en donde lo grabe -. Su sonrisa se hace
presente cuando comienzo: «Pepe, mi amor,
gordo, bichito…Si estas mirando esto es porque yo me encuentro al lado tuyo y
¡Te graduaste! » su risa y mi
mordedura de labios.
«Y ¿viste lo
lindo que se siente?» Yo lo sé, por eso se lo pregunto y lo veo que sin despegar
su mirada de la computadora asiente con su sonrisa. Mi mirada no se despega de
su rostro y en sus facciones que cambian a cada minuto.
«Es como que,
después de tantos años de estudios, de nervios y miedos te sentís… feliz,
importante. Pasas de ser el ‘estudiante de producción televisiva’ a ‘Productor
ejecutivo televisivo’ porque vas a ser ejecutivo, yo sé, confió en vos» Me mira y me
regala una sonrisa llena de risa, para que yo me contagie y me acerque a
dejarle un beso en su mejilla, aprovecha a cruzar uno de sus brazos por mis
hombros para tenerme abrazada a su cuerpo.
«Quisiera
entender un poco más de esto para agrandarme un poco y tirarte esas palabras
claves que usan los productores o alguna herramienta que usen, para matarte y
sentirme lo más top… pero solo encontré estos efectos que te cambian la voz y
suena así todo raro» mientras le aclaro que encontré esas voces, estas mismas
van cambiando mi voz a más agudas o más graves, haciendo que largue una
carcajada y yo ría de su risa.
«También
encontré estos efectos de corazones, ¡Bueno Pedro! Es que lo mío es el diseño,
ya sabes»
Niega
varias veces mordiéndose su labio y yo rio y le murmuro un “qué vergüenza”
«Igual es
obvio que no estoy acá para mostrarte todos los efectos que encontré porque
salgo perdiendo. Estoy acá para de alguna manera agradecerte y decirte todo lo
importante que sos y de lo mucho que cambiaste en mí –muerdo mi labio inferior-
una de las cosas que cambiaste en mí por ejemplo es estar acá, sentada…
haciéndote este video»
Acaricia
una de mis manos, para que yo termine de unirlas y enredar nuestros dedos.
«Creo que
desde que te conocí ya sabía que ibas a ser importante para mí, aunque en ese
momento con casi seis años no me di cuenta y mucho menos cuando te diste el
lujo de robarme uno de los chupetines de la piñata en el cumpleaños de Zai y
además… ¡robarme a mi amiga!» Reímos.
«Pero después
paso todo lo que paso y ya no me robaste más chupetines sino besitos en los
recreos mientras ahora era Zai quien contaba hasta tres odiándote a vos, porque
claro que le habías robado a su amiga. Como todos los chiquitos, jugábamos a
ser grandes… a tener hijitos en una casa grande, mientras yo la mamá les hacía
de comer y vos, el papa comías la comida y me decías que estaba rico porque no te
quedaba otra, admito que eso es muy de minita y está perfecto» Eleva una ceja
y me queda mirando por un momento.
―
¡Obvio que está perfecto! –le digo y el muerde su labio inferior negando con su
cabeza seguidas veces.
―
Minita. –me dice y rio.
«Pero como
éramos chiquitos y no grandes, vos te cansaste de jugar y decirme que la comida
estaba rica… o sea, también te entiendo, eran unas hojas de árbol la comida, si
te venía con algún alfajor creo que seguiríamos jugando a ser grandes, bueno en
ese momento no te entendí y obviamente que te odie, porque las nenas de ocho
años también pueden odiar, a su manera, pero pueden. Y los nenes de ocho también»
«Y
después de todo lo que paso durante estos años… cuando teniendo diecisiete vos
viniste y tragándote todo tu orgullo me dijiste ese famoso ‘me gustas’ que todavía, ahora que paso bastante tiempo, no logro
superar esas dos palabras. Te juro que morí de amor cuando me las dijiste, pero
en ese momento tenía que hacer como si nada porque ‘¡Somos amigos, no podemos
tener nada serio!’ »
―
¡Noo! –Larga una carcajada- me había olvidado de esa frase - reímos los dos.
―
Jajajajajjajja no dábamos más.
« Despues me di cuenta de no era tan así, de que era posta
que pasaba algo…Y ahí fue cuando vos me dijiste todo lo que te pasaba, y todo
se volvió confuso. Era como un destiempo…
en el momento que vos me pedias por favor que te amara (aunque me lo decías un
poco en joda) y yo era como que tenía un cagaso de la puta madre y no me
soltaba mucho… Siempre la pasábamos bien, con nuestras pavadas y nuestras
peleas infinitas. Amo nuestras peleas ¿sabes? No de esas que vos te vas de casa
dando un portazo, de esas que terminan con cosquillas o con miles de besos para
terminar haciendo el amor.
Amé ese día en
que me dijiste de ser tu novia, la primera vez y que yo ya sabía que me ibas a
preguntar, después de dejarte manija la noche anterior que te quisiste hacer el
canchero y no te salio. Y después… cuando volvimos a reencontrarnos e
inconscientemente nos buscábamos y nos encontramos. Me pediste ser tu novia con
dibujos –los mismos que están en mis manos mostrándolos a la cámara. Obvio que
los guarde- y desde ese momento supe que no quería jugar a ser grandes otra
vez… porque ya lo era, y simplemente quería estar con vos, queriéndote,
amándote» Apretó
un poquito más nuestras manos y yo deje un beso en su hombro.
«Y ahora sigo
con los mismos planes –sonreí – hoy, mañana y pasado. Te quiero a vos, para
toda mi vida, juntos, como miles de veces nos lo dijimos, estar siempre juntos.
Entendí que de alguna manera estoy jugando a ser grande, volver a los seis años
y cocinarte (ahora posta) y que vos sigas diciéndome que esta riquísimo, un
poco irónico, si, me doy cuenta que estas siendo irónico. Porque 1) no te queda
otra 2) voy a seguir cocinando horrible 3) vos vas a seguir diciéndome que esta
riquísimo para hacerme sentir bien»
La
Paula que está en el video –yo- larga un
suspiro y se toma su tiempo para seguir su monologo. La Paula (una Paula en
dos) que está sentada en el sillón al lado de su novio (el cual es el
destinatario de este video) también suspira y juro por dios que muere de
nervios, sabe lo que se viene, se lo que se viene.
«Seguramente
no te surjan preguntas del porque estoy acá diciéndote todo esto, pero si yo
estuviera en tu lugar si me surgirían y por eso te voy a explicar o te voy a
redondear mi idea… Simplemente te amo, mucho… vos te la jugaste mucho por mí y
yo por vos. Hoy, me la voy a jugar otra vez, porque vale la pena. Vos sos el
que vale la pena, el que mi impulsa a sacar esta llave –la que saque de mi
bolsillo del jean- sí, una llave, común y corriente con un llavero de un osito
que tiene un corazoncito que dice tu nombre ‘Pepe’ y claramente que es tuya y
de casa, de mi casa… buena ahora tuya también, si aceptas una convivencia con
una flaca insoportablemente ordenada que está dispuesta a convivir con un flaco
sumamente desordenado, pero que ama con todo su corazón. La flaca soy yo y el
flaco sos vos, mi amor»
Lo
miro y me mira, preguntándome con su mirada si es posta todo. Yo solo sonrío y
me levanto para volver a donde está mi cartera y esta vez sacar una cajita
envuelta en un moño. Se la entrego y él me mira, murmura un ‘me muero’ yo largo una risita y al fin
abre la cajita para encontrarse con la misma llave y el llavero que tiene su
nombre.
Me
mira sin poder creerlo y yo sonrío.
―
¿Y? –Pregunto - ¿Convivimos?
―
Es una de las cosas que más quiero en la vida –largo una carcajada – obvio que
si mi amor.
―
¿Enserio? –le pregunto con mi sonrisa, tampoco puedo creer que me haya dicho
que sí. Y si me decía que no tampoco hubiera podido creerlo.
―
Obvio, con la concubina hermosa que tengo como para que diga que no –largue una
carcajada- te amo mi amor.
―
Yo a vos –lo beso mil veces – ¡Somos
Concubinos!
Se
puede negar un día, un mes, un año pero llega un día que esa crisis explota y
no aguantas más.
Llega
la crisis y uno cree que es el final de todo, pero en realidad no,
es
el comienzo.
Atravesar
una crisis es como ir al cirujano plástico,
seguís
siendo el mismo de antes, pero distinto.
― Dame la mano
y vamos a darle la vuelta al mundo, darle la vuelta al mundo, darle la vuelta
al mundo –cantamos y gritamos y como bien dice la canción,
nos agarramos de la mano mientras cantamos y él con la otra maneja.
Nos vamos a
dar la vuelta al mundo.
Su sonrisa es
lo más lindo del mundo y yo soy la mina más impulsiva del mundo, es por eso que
me acerco a dejar un beso en su mejilla y me mira, con esos ojitos lindos que
doy la vida (o ellos me dan vida).
― ¿Te ayudo
con eso? –me dice mientras yo estoy intentando que todo lo que se necesita para
armar unos sándwich de jamón y queso no se me caiga.
― No, no… yo
puedo. Vos rema dale.
― Ya reme
bastante Pau.
Y ahí es
cuando lo veo, veo a mi alrededor y sonrío. Nos encontramos en el medio del
lago.
Vuelvo a
mirarlo y me levanta una ceja divertido. ¿Cómo lo hizo tan rápida? Tal vez
estaba yo concentradísima en estos sándwiches que, admito, me están superando
un poco.
― Te
ayudo. – da por hecho y muerdo mi labio
inferior, comienza a hacerlos y yo vuelvo a mirar a mi alrededor.
― ¿Por qué
estamos acá? Digo… esta como muy
― ¿Muy?
–levanta su mirada y me sonríe divertido.
― Silencioso.
― No te voy a
comer… aunque pensándolo bien.
― Es que no me
dijiste porque veníamos acá – bufa, se pone de pie y cruza aquella “mesita” que
invente para poner nuestras comidas. Entonces se sienta al lado mío.
― Necesitaba
un poco de paz, necesitaba de ustedes –toca mi vientre y yo muerdo mi labio
inferior muerta, muerta de amor – vos… ustedes son mi paz –planta un beso suave
en mis labios. Yo le sonrío, él vuelve a concentrarse en esos sándwiches.
― Igual estas
tramando algo, porque si necesitaba paz que dijiste que esa paz soy yo y tu
hijo entonces nos llevabas a Mármol como las quinientas veces que lo hiciste o
nos quedábamos en casa.
― ¿No vas a
parar, no? –me pregunta y yo elevo una ceja. Deja nuevamente el sándwich y me
mira, fijo. Yo también lo miro y le sonrío chiquito – está bien, planee todo,
pero te lo quería decir más adelante… estas insoportablemente ansiosa con tu
embarazo –le sonreí ampliamente.
― No escuches
eso, hijo –le hablo a mi panza, a él o ella. Al levantar la vista él está
sonriendo, sé que con estas minis charlas que tengo con mi hijo muere de amor,
como yo cuando él le habla a mi panza. - ¿Entonces?
― Entonces
–dice y se tilda mirándome por unos segundos – entonces que te amo – y veo que
saca una cajita de gamuza, de esas típicas en donde dentro se encuentra algún
anillo, cadenita o pulsera - ¿Te queres casar conmigo?
Suaves
besos que logran despertarme y sonrío, me encuentro diciendo miles de veces
“si” y escucho una risa, claramente es de él. Frunzo mi ceño y me lo encuentro
con su sonrisa divertida.
―
¿”si” qué? – no entiendo nada y largo un suspiro.
―
¿Estaba hablando? –pregunto, un poco confundida.
―
Dijiste mil quinientas veces “si” para mí te estabas casando con tu amante y no
me queres contar –muerdo mi labio inferior y le sonrío, planta un beso en mis
labios – ¡Buen día concubina! Primer día
y para empezar bien y que no me eches te traje el desayuno a la cama. ¿O vos sos de
esas que odian comer en la cama? Decime que no – rio y dibujo en su rostro con
mis dedos.
―
Un poco si, un poco no. Digamos que lo acepto… ¡pero no todos los días! –y ríe,
entonces sube una bandeja con un desayuno para dos.
―
¿Cómo dormiste? –me pregunta mientras yo le daba un mordisco a una tostada con
mermelada de durazno.
―
Re bien –sonreímos – me gusta esto de que te voy a tener todas las noches
durmiendo conmigo.
―
A mí me gusta esto de que voy a vivir con vos… te juro que soy feliz – rio
divertida.
―
Espero que dure tu felicidad… escúchame me dijo que Delfi viene a almorzar ¿te jode?
―
Obvio que no –me roba un beso – ahora escúchame vos… necesito que me hagas un
lugar en tu placar – hago un gesto de sufrimiento y él ríe.
―
Sufro mucho, ¿sabes? – reímos los dos.
―
¡Me acorde de lo que soñé! –Grite de emoción mientras le acomodaba su ropa en
el placar, ‘yo me encargo’ le dije y claro que no se quejó - ¡Pepe!
―
¿Qué paso? – llega desde el comedor hasta la habitación.
―
Que me acorde porque decía “si” –le dije divertida – estaba soñando –hace un
gesto de que era obvio – era un lago enorme, y estábamos en un bote justo al medio
del bote.
―
¿Te hacia el amor? – muerdo mi labio inferior y mis mejillas se ruborizan,
escucho su carcajada.
―
¡Idiota! –Le grito y él ríe fuerte- estaba embarazada –muerdo mi labio inferior
con mi sonrisa - me decías que era tu paz… que éramos tu paz, también le
hablabas a tu hijo, te corregías y me tocabas la panza –y él me sonrío – después me preguntabas si quería casarme con
vos.
―
¿Me decías que si?
―
Justo me desperté… pero claramente te decía que si –reímos los dos – era como
muy real
―
Que lindo sueño mi amor –me abraza y yo me apoyo en su pecho – algún día vas a
cumplir tu sueño, tranqui –me sobra y yo le pego en uno de sus hombros para
escucharlo reír –enserio te digo –me separa un poquito para que lo vea, y me
vea, me sonría y plante un beso sentido en mis labios – te amo concu.
―
Te amo más, concu –le respondo, con mi sonrisa.
Siete meses
después…
Un
sentimiento raro me recorre todo el cuerpo, es una especie de felicidad pero también
de angustia. Se que está por llegar, y que también se va a dar cuenta que me
pasa algo, pero lo que no se es como se lo voy a decir, como se lo va a tomar y
eso me paraliza… me hace temblar.
Seco
mis lágrimas con el puño de mi sweater y vuelvo a hipar, porque desde el
momento cero me replantee todo y sigo con pánico a su reacción.
―
Pau, ¿estás? ¡Llegue amor! –Escucho su voz desde mi habitación, pero sin
embargo no digo nada porque no soy capaz de hablar - ¿Pau? –Y lo veo - ¡Hola! –Su
sonrisa y yo sonrío mientras me seco mis lágrimas – Hey, ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras?
Traje unas milanesas de pollo con fritas de pasada, para que no cocinemos –sonreí
nuevamente– no me llores –besa suave mis labios – contame, ¿Qué paso? –y al
querer tomar mi mano se da cuenta de todo.
Me
mira fijamente y yo seco mis lágrimas, trago y se me eriza la piel. Muerdo mi
labio inferior y miles de lágrimas salen otra vez. Mi mano es temblorosa al
subirla un poquito para fijar mi mirada nuevamente en este aparado.
Lo
miro y me mira. Asiento.
―
Dos rayitas.
FlashBack
Hoy, miércoles 19 de marzo 8.40 am
Muerdo de una
de las tostadas y me acerco para plantar un beso en sus labios.
―Pau hablemos,
esto es importante.
― Gordo es
solo dos semanas de atraso, no creo que sea nada, después hablamos, llego
tarde.
― Te amo –me dice
y yo le sonrío, lo beso suave y salgo volando, llego tardísimo a mi trabajo.
― Tengo miedo –le
digo por tercera vez y ella muerde su labio inferior, me sonríe.
― Te lo compro
yo –ella siempre va a estar para mí.
Siempre, siempre. –en el break del almuerzo voy y te lo compro. –sonrío.
― ¿Y si sí? –mi
miedo.
― No nos
adelantemos –me dice y me toma una de mis manos – si es si yo voy a estar con
vos, como Pepe, como todos – Zaira fiel Nara.
― Estoy cagadísima.
–me sonríe.
― Pepe te ama,
no lo dudes.
Fin
Flashback
―
¿Voy a ser papá? –me pregunta, yo sonrío y lloro a mares – Mi amor –pone sus
manos en mis mejillas. Yo asiento, muerdo mi labio inferior.
―
¿Es bueno o malo? –Seco mis lágrimas porque ese miedo teniendo veinticuatro
años no es para menos- ¿te pone contento?
Me
mira por un momento.
―
Todo lo que venga de vos, todo lo que vos me das me hace completamente feliz.
Pau… es un hijo –asiento- es nuestro amor en un ser –sonrío - ¿Cómo no sentirme
feliz? – y lo abrazo fuertísimo, con todo mi todo
―
Tenía mucho miedo –mi voz es temblorosa – tenía mucho miedo de que te enojes, perdón…
perdón mi amor.
―
Nunca me enojaría, nunca me pondría mal… ese bebe nos va a unir aún más, vamos
a ser una familia.
―
Te amo muchísimo –lo abrazo efusivamente – ¡Vamos a ser papás! –Sigo sin
creerlo. Nos sonreímos – tengo a un ser dentro mío que nunca me va a abandonar,
¡voy a tener huesos en mi estómago! –el larga una carcajada.
―
Te amo tanto –me besa dulcemente, intenso, y yo envuelvo mis brazos en su
cuello para atraerlo más a mi cuerpo.
―
Pepe –le murmuro entre besos y él para los besos para mirarme- ¿viste esos de
los antojos?
―
Uff, es una boludez.
―
No para –le digo con mi sonrisa- ¿podes creer que tengo uno?
―
A ver… - no me cree nada.
Le
sonreí divertida y me acerque a su oído ‘quiero
que me hagas el amor’ le murmuro y
me separo, para encontrarme con su sonrisa y fundirme en un beso dulce que cada
vez se volvió más intenso, para que él vaya parándose, haciendo que me recueste
sobre la cama. Cuando empieza a trepar a mi cuerpo, abro las piernas para que
él se esconda ahí. Es el lugar perfecto para abrazarse, para besarse, para
mirarse y sonreírse (también para hacer el amor, claro). Le acaricio la espalda
por debajo de la remera y voy enrollándola en forma ascendente hasta sacársela
por la cabeza. Cierro los ojos cuando él empieza a besarme el cuello y me
estremezco cuando una de sus manos pasa por encima de mi musculosa arrancándomela
de una manera magistral. Voy bajando de a poquito hasta llegar al límite de su
pantalón e ir tironeando hacia abajo. Se lo quiero sacar, ya no aguanto más. Él
me ayuda y hago lo mismo cuando él quiere sacarme el jean que se le traba en
los tobillos. Volvemos a mirarnos un rato más, intercalando los ojos como
fotografiándonos a nosotros mismos. Nos sonreímos y nuevamente lagrimas se me
escapan.
―
No, no me llores –me dice mientras choca sus labios con los míos –no me gusta
verte llorar.
―
Tengo miedo de que me dejes –le confieso – de que cuando tenga cincuenta quilos
y parezca una bola de fraile no me quieras más y te vayas.
―
Mírame –me pide mientras se apoya en uno de sus brazos y me seca unas lágrimas
que ya rodean mis mejillas – mírame - le
hago caso – no me voy a ir a ningún lado sin vos.
―
Te amo.
―
Te amo – acerco mi rostro hacia el de él para besarlo.
Desliza
una mano por entre medio de mi espalda y el colchón, y con solo dos dedos
desabrocha la hebilla de mi corpiño. Tironea de las tiritas negras al mismo
tiempo que voy bajándole el calzoncillo con los pies. Con otro par de dedos se
deshace de la bombacha y antes de que quiera hacer o decir algo, él entra,
irrumpe, me apropia. Me une a su cuerpo. Nos vamos acoplando en cada
movimiento. Lento, suave, eternizándose. Cruzamos ese puente que nos lleva
hasta el cielo y lo tocamos con la punta de los dedos. Y es esa misma
satisfacción cuando se está enamorado, de esas cosquillas en la panza que
existen y aparecen cuando esa persona te mira, te sonríe, te ama. Cruzamos el
amor.
―
Hola –lo descubro mirándome cuando abro mis ojos. También descubro que el sol
ya cayó seguramente haciendo aparecer algunas estrellas para decorar un poco el
cielo azul.
―
Hola – acaricia una de mis mejillas y baja hacia mi estómago –hola mi amor –
muerdo mi labio inferior cuando me doy cuenta de que le habla a mi panza, a ese
ser - ¿sentirá algo?
―
¿Qué si yo siento algo? Yo siento un amor inmenso, inmenso por vos… Él no sé. Creo
que es muy chiquito –nos sonreímos.
―
Ella… Es nena –muerdo mi labio inferior muerta de amor – una mini Pochi, con su
locura, sus gritos y esa manera de hacerme feliz las veinticuatro horas del día.
–le sonrío y me roba uno, dos, tres, mil besos.
―
Un mini Pepe y toda su ternura, su pelito castaño, sus ojos lindos… sus chistes
tontos que me hacen reír siempre, y esa manera de ser que te hace tan especial,
tan inmenso
―
Te amo –me besa dulcemente.
―
Te amo… te amo… te amo hasta el final y después también –y en cada ‘te amo’ planto un beso en sus labios.
Cruza al amor,
yo cruzare los dedos.
En chino, en japonés, en coreano, en irlandés,
CRISIS significa OPORTUNIDAD.
La crisis es un viaje de ida, pero
también puede ser un viaje de vuelta.
…
‘Todo tiene un final, todo termina’
Y
acá estoy no más… haciéndole cierre a esta historia, todavía no puedo creerlo
saben. Y lo digo enserio. Lo primero que
dije al escribir los primeros capítulos de esta historia fue ‘no va a durar mucho, tengo que seguir
escribiendo graciasporestarpyp’ y ese era mi plan, pero no el de ustedes.
Me enganche (muchísimo) escribiéndola, me propuse que sea algo que marque la
diferencia con el resto de lo que había escrito. Algo real sin que no lo sea,
algo cómico sin que tampoco lo sea. Y llegue al punto de querer muchísimo,
fuera de joda, a los personajes, era como que… escribía situaciones incomodas o
feas y me decía a mí misma ‘¡no! Necesito escribir uno más al menos’ y así
sucesivamente.
Creo
que eso fue lo que más me gusto de esta historia, escribirla y que me surjan
más ideas para seguir escribiéndola, y que obviamente, ustedes me llenen de
esos comentarios lindos como siempre. Por eso insistimos tanto –las que
comparten sus historias- en que dejen sus comentarios, a veces es como que ni
ganas, (yo también leo), pero juro que es necesario… sin un simple ‘me gusto’ o
de esos comentarios que son enormemente lindos (como algunas de ustedes me lo
dejaron) es como que te pones a pensar ¿para que mierda escribo si nadie me lee?,
o ¿estaré haciéndolo bien? Por eso es que quiero agradecerles, porque hay
personas que están desde el momento cero comentándome algo mínimo o algo que te
emociona posta como antes les dije, y otras que se sumaron un poco más tarde
pero que también dejaron sus comentarios siempre, siempre.
Espero
que el final no sea la diferencia, también los espero. Aún más.
Y
también, ya que estamos, me gusta agradecer y es el final de esta historia, voy
a agradecerles a personas puntuales como lo son las chicas de SJ (las que leen) que fueron capaz de
volverme loca, si, lo hicieron, pero me hicieron divertir muchísimo con sus
comentarios para que sean diez en el blog y suba otro capítulo. ¿Se dan cuenta
lo locas que están, no?
Agradecerle
también a Agos que me ayudaste muchísimo,
muchísimo con este final sin importar que te lo spolie (bueno, no te quedo otra.
¡Perdón! Te quiero a lot) y también a vos Chopp,
que bueno para que aclarar si siempre estas, no se… te mereces el cielo, la
tierra, el universo en sí.
Bueno
ya me voy, no quería ser tan rompe bola con todo esto, pero era necesario.
PD:
Ame la tal crisis que se volvió no hay
tal crisis. Y a estos personajes que ame, ame, ame. Enserio.
PD1:
Estoy segura que volveré.
PD2:
¡¡¡Espero sus comentarios finales!!!
JusPauliter.